martes, 1 de junio de 2010

La máquina Nietzsche


“La actualidad de Nietzsche reside en el modo en que piensa, no en el contenido de su pensar sino en el ejercicio mismo del filosofar. Nietzsche es la pasión del pensar, el pensar como pasión. Lo que no quiere decir sólo dolor: la pasión es dolor y gloria. Sin embargo, el momento glorioso no es un trofeo, no se llega a nada. Apenas se toca la imagen que convoca el deseo, se fisura su consistencia, y la grieta aparece, el deseo recomienza. El pensamiento es una máquina de insistencia, se devora a sí misma al tiempo que recompone su carne. Esta máquina es Nietzsche, la máquina filosófica…

…lo que a Nietzsche le enseñaron las dolencias y las enfermedades es que la salud de los hombres diagrama su radiografía mental… saludes varias, distintas, más o menos aliviantes o dolorosas, inestables, sorpresivas… lo que a Nietzsche le importa no es la armonía homeostática de un organismo equilibrado… sino la fecundidad de un cuerpo tambaleante…

El cuerpo y la voz son dos presencias nietzscheanas; sus contornos se resaltan en la medida que la soledad le fue más absoluta. La soledad es la última compañía de Nietzsche, la más duradera y la final. Durante años y en casi todos sus escritos la menciona, la enfrenta y la mira, nos hace saber del alcance de los dolores que provoca, la dignifica y la ensalza…

Nietzsche llegó a las puertas del silencio, se proclamó póstumo, dijo escribir para todos y para nadie, gritó su monólogo para los habitantes del limbo y esculpió su imagen con soplos pensantes”.

Tomás Abraham, El último oficio de nietzsche