SISTEMATIZACION DE LOS TRABAJOS REALIZADOS HASTA HOY EN REHABILITACIÓN MEDIANTE TÉCNICAS DERIVADAS DEL ARTE EN PACIENTES PSIQUIÁTRICOS DEL URUGUAY
Introducción
El impulso que llevó a conformar el grupo, o mejor dicho, la causa cuya consideración explica que una decena de actores universitarios de distinta procedencia converjan desde hace dos años en reuniones de trabajo semanales dentro de la Cátedra Libre de Arte y Psicología (Facultad de Psicología, Universidad de la República), son impresiones compartidas sobre la existencia de una perspectiva psiquiátrica que se ofrece como modelo único en los servicios públicos de atención médica psiquiátrica y que aborda el problema mediante una “objetivación del paciente” con efectos alienantes. La primacía del modelo médico se vincularía con el escaso desarrollo de estrategias vinculadas a la promoción y prevención de salud, así como la falta de redes de asistencia y de desarrollo de terapias alternativas. Esto no sería novedad en nuestro país, y entre los miembros del grupo por distintas razones nos hemos visto enredados con ella. Surge la voluntad de replantear, a partir de antecedentes que van en una misma dirección, una orientación alternativa de las acciones terapéuticas dirigidas a los usuarios de los servicios públicos de atención psiquiátrica en Uruguay.
Esta orientación ya se manifiesta dentro del sistema de manera incipiente y se caracteriza por la búsqueda de procesos expresivos generadores de eventos estéticos. Dado que estas manifestaciones no sólo tienen raíces diferentes, sino que además son discontinuas en el tiempo, nuestro grupo tiene como tarea investigar su historia reciente, en base a los documentos escritos y, sobre todo, apuntando al conocimiento de los actores (técnicos y usuarios) implicados en las experiencias sucedidas durante los últimos 20 años en Montevideo.
En Marzo de 2007, este proyecto ha sido financiado por la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la UdelaR, y actualmente se encuentra en la primera fase de su ejecución. La elaboración de una suerte de mapa histórico sobre la praxis realizada en este sentido es importante por lo menos por dos razones: por un lado, tanto con el propósito de identificar diferencias y semejanzas empíricas entre las estrategias aplicadas, como con el fin de investigar la estructura por la cual se relacionan procesos expresivos, eventos estéticos y efectos terapéuticos. La segunda razón es que, al conocer las vías de acción precedentes dentro de instituciones públicas uruguayas, podremos realizar una evaluación independiente de las mismas y, fortalecidamente, proyectar nuevas estrategias prácticas.
La importancia de nuestra investigación
La reconstrucción histórica de las practicas psicológicas en este campo, servirán para investigar los dispositivos y las técnicas que se han venido implementando, así como los resultados obtenidos. El periodo propuesto en esta investigación (1984 en adelante), es a los efectos de tener mayores posibilidades de encontrar los registros (esculturas, pinturas, fotografías, trabajos audiovisuales realizados por los pacientes) e informantes calificados (técnicos, pacientes y familiares).
Esta investigación parte de la convicción de que a la Universidad de la República le compete contribuir a la adecuación de la práctica de los diferentes actores universitarios, en relación a las diferentes políticas y demandas sociales que tienen su punto de mayor expresión en las áreas de rehabilitación de las instituciones psiquiátricas. Actualmente la rehabilitación psicosocial en el Uruguay requeriría de una intervención interdisciplinaria más integrada, que profundice las prácticas actuales y que genere cuerpos teóricos especializados.
Son numerosos los autores que han trabajado en los efectos adversos que produce la institucionalización en hospitales psiquiátricos, entre los que se destacan la iatrogenia, y la estigmatización. Para potencializar las posibilidades de reinserción, desde hace varias décadas se viene trabajando en la rehabilitación psicosocial. Tradicionalmente la rehabilitación era concebida como la restitución a un estado de supuesta “normalidad” (enfoque normativo); actualmente se tiende a considerar rehabilitación psicosocial al proceso que facilita a que el usuario con limitaciones reestructure la autonomía de sus funciones en la comunidad (enfoque pragmático).
Es en este contexto que intervenciones alternativas al modelo hegemónico, como las provenientes del arte, pueden emprender nuevos caminos para la participación activa del paciente en los procesos de salud-enfermedad. En el Río de la Plata Pichon Rivière afirmaba que “es imprescindible, sin excepción, estimular la actividad creadora en todos los ordenes y en todos los hombres. Además en el caso especifico de los recluidos en los hospicios, esa actividad conduce al cumplimiento de varios fines: dar placer al sujeto que lo realiza; desencadenar un mayor grado de libertad emocional de gran utilidad tanto para el diagnostico, como para el tratamiento; es índice informativo de los cambios de conducta y de estado del paciente; su frecuente y alto contenido onírico es punto de partida para las interpretaciones del analista. Se trata entonces de actividad terapéutica” (Zito Lema, 1976:142).
Una de las disciplinas que surge en esta línea de abordaje psicoterapéutico es el arte-terapia, la cual pretende en forma sencilla ejercitar las habilidades manuales y de esta forma favorecer el proceso de reinserción, al ejercitar a su vez la capacidad de trabajo, por ejemplo. En relación con lo anterior, destacamos la necesidad de socializar los trabajos hechos en los talleres terapéuticos de Montevideo, como etapa tendiente a favorecer la desestigmatización de los pacientes, por parte de la sociedad.
Antecedentes
Según los antecedentes extractados de uno de los trabajos del Centro Psicosocial Sur Palermo, los abordajes de rehabilitación psicosocial con orientación de técnicos en nuestro medio se iniciaron a principios de la década de los 70 con la creación del Centro Nacional de Rehabilitación Psíquica, y a mediados de esta misma década se agrega el Taller Protegido. Anteriormente, en las Colonias Etchepare y Santín Carlos Rossi, habían tenido lugar experiencias de rehabilitación centradas en talleres de laborterapia; en el Hospital Vilardebó se desarrollaron experiencias de talleres centrados en lo productivo, con un auge en la década del 30. P. Chanoit (Chainot, 1966), en su informe de 1966, diagnostica, entre otras carencias, la de centros de salud mental, hospitales diurnos y hogares de cura consecutiva (a la hospitalización). En noviembre de 1963 se fundó A.U.P.P.E. (Asociación Uruguaya de Psicología y Psicopatología de la Expresión), iniciativa de un grupo de personas en las que se destaca el profesor Juan Carlos Carrasco, que ya desde 1956 venía trabajando en el desarrollo de talleres, publicaciones y técnicas dinámico-expresivas en los contextos de rehabilitación. A partir de 1968, en las salas de la Clínica Psiquiátrica de la Facultad de Medicina en el Hospital Vilardebó, se desarrolló una experiencia de comunidad terapéutica basada en los principios de Maxwell Jones. En 1976, Valdomir y Cabrera formulan un proyecto de rehabilitación con diseño de un organigrama de actividades centradas en la Terapia Ocupacional. En la década de los 80, tuvieron nacimiento varias experiencias en rehabilitación psíquica: a nivel público en el Departamento de Rehabilitación del Hospital Psiquiátrico Musto; y en la esfera privada, en la Clínica de Rehabilitación Psicosocial, el taller de terapias integradas “Aletheia” y la comunidad terapéutica “Castalia” programa que da lugar al trabajo del Centro Psicosocial Sur Palermo que comenzó a funcionar en el año 1987. En 1986, el Ministerio de Salud Pública (MSP) declara de interés el Programa de Salud Mental el que, en su diagnóstico de situación informaba que había recursos para rehabilitación tan sólo para el 0,6% de los pacientes crónicos. Dicho Programa, además de promover la regionalización y descentralización de la atención psiquiátrica, propone, entre otros, un sub-programa de Rehabilitación. En 1996, Palleiro publica resultados alentadores de un Grupo de Escucha para pacientes psicóticos y con Trastornos graves de la Personalidad. En la década de los 90 se crearon nuevos centros de rehabilitación en el ámbito del MSP y del Centro Nacional de Rehabilitación Psíquica. Así, en 1995, se crea el Centro Benito Menni y en el 2000 el Centro Sayago, ambos en Montevideo. Asimismo, desde fines de los años 90 y hasta el presente vienen desarrollándose diversas experiencias de rehabilitación departamentales en el interior del país.
A nivel internacional, en las últimas décadas se han multiplicado investigaciones y revisiones sobre diferentes estrategias de rehabilitación psicosocial para pacientes psiquiátricos y se han dado significativos avances. La evaluación de dichas experiencias ha mostrado resultados positivos en diversas áreas, según el modelo propuesto. A los efectos de esta investigación, creemos necesario destacar los antecedentes referidos específicamente al uso de técnicas provenientes de las artes plásticas en procesos de rehabilitación. Moreno, Laing, Cooper y Basaglia, encabezaron los movimientos de desmanicomialización y son los precursores de la utilización de las mismas.
Otro antecedente relevante en el Río de la Plata es la experiencia del Hospital Psiquiátrico José T. Borda en Buenos Aires, en donde algunos de sus pacientes confeccionaron a lo largo de 30 años múltiple cantidad de obras, producto de la iniciativa de aquel primer “Taller de Libre Expresión” ideado por el Dr. Eugenio López de Gamara (1960) y que en Mayo del 2003 Arteba se propuso reunir en el Centro Cultural Recoleta, Sala 10, algunas de los obras más interesantes del llamado Arte Brut (exhibición que reunió 33 pinturas, 2 fotografías y más de 30 objetos entre cerámicas y técnicas mixtas).En Río de Janeiro, Brasil en 1962, la doctora Nilse da Silveira, funda el Museo de imágenes del Inconciente: centro para la recuperación de la creación artística de los enfermos confinados; a partir de entonces, se desarrollaron terapias con un fuerte componente de actividades expresivas como la pintura.
Salud mental y democracia
Creemos que existe una íntima relación entre el campo de la salud mental y los procesos que constituyen a la gobernabilidad. Pues sin salud resulta imposible la asunción de las responsabilidades inherentes a los procesos de decisión crítica y por ende a la gobernabilidad que exige de por sí la sociedad democrática. Las prácticas que componen la psiquiatría como disciplina no contemplan este proceso, efectuando solamente un control más cercano al tipo “militar”, propiciando la pasividad, sumisión y la consecuente iatrogenia de los pacientes psiquiátricos. Siguiendo una perspectiva filosófica del uruguayo Sandino Núñez:
“quizá no está de más observar que estas dos grandes formas históricas de racionalidad – la militar y la política, el poder (propiamente dicho) y el gobierno – se establecen en condiciones históricas y sobreexigencias prácticas completamente distintas. La tecnología para conquistar y controlar el espacio difiere radicalmente de la de gobernar personas... La primera, el poder, trata con objetos, cosas y cuerpos mudos (sólidos). La segunda, el gobierno, trata con sujetos, almas, voces y discursos (fluidos). Si en la modernidad militar las desviaciones (los estigmas: el delito, el pecado, la enfermedad, la locura, etc.) eran castigadas o reprimidas, y más adelante vigiladas y corregidas o prevenidas, en la modernidad política las desviaciones serán una incitación a la autorreflexión y a la discursividad crítica” (Nuñez, 2005:27-28).
A nivel institucional se trata de desarrollar nuevas alternativas que posibiliten una mejor inserción social y gobernabilidad de los sujetos implicados, en la búsqueda de una democratización y colectivización del proceso salud-enfermedad: “Lo que se propone es un asumir colectivamente ese proceso mediante una democratización y una participación creciente, hasta el límite utópico en la autogestión en salud. Salud como meta, como guía en lontananza, en el conjunto de esfuerzos transformadores de la sociedad” (Weinstein, sf:42-43).
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