lunes, 30 de noviembre de 2009

Ciencia, analogía y psicofármacos


Existía en Atenas, así como en muchas ciudades griegas, un ritual anual en el que se purificaba a la comunidad de las faltas acumuladas. El ritual se llamaba pharmakos, y era realizado a través del pharmakoi o “chivo emisario”, persona en la que se depositaban el conjunto de calamidades y aspectos negativos de la comunidad; receptáculo a través del cuál se expulsaban míticamente los fenómenos disruptivos y caóticos. Los dos pharmakoi elegidos eran paseados por toda la ciudad, con un collar de higos en su cuello. Se les golpeaba con cebollas y otras plantas y luego se les expulsaba; también podían ser en algunos casos incinerados o lapidados. Se les elegía de entre aquel conjuntos de seres extraños y desviados de los cánones sociales: ladrones, deformes, borrachos, inmorales. De esta manera se purificaba (katharsis) a la ciudad de aquel desorden que la aquejaba. El pharmakoi era entonces un individuo peligroso, en tanto era aquel que llevaba consigo la macula de la falta, las impurezas tan temidas, engendradoras de caos y trastocadoras del orden de la polis. Pero, por otro lado, era a su vez posibilidad de curación, de purificación; era el mecanismo social por la cuál la sociedad se curaba así misma.

Dicha relación es posteriormente trasladada por analogía desde el campo de los seres humanos como sujetos –el pharmakoi como “chivo emisario”- al campo de los objetos medicinales. Esto implica que determinadas sustancias poseen la ambivalente propiedad de ser tanto cura como veneno. Surge entonces a través de figuras como Hipócrates la noción de fármaco en forma desantropomorfizada, y sus propiedades malignas o benignas requerirán entonces no una manipulación cualitativa (ritual, simbólica) sino cuantitativa (del orden de la cantidad, de la administración de la dosis). Pasamos entonces de un registro religioso, tradicional, relativo a símbolos y sujetos, a uno científico, experimental, relativo a relaciones causales y objetos.


Hagamos un salto en el tiempo bastante largo. A fines del siglo XIX se sintetizan los compuestos fenotiazínicos, utilizados como tintes sintéticos. En los años treinta comienzan a utilizarse como insecticida, afectando la enzima acetilcolinesterasa, blanco por excelencia de los gases nerviosos, que producen contracciones musculares a nivel general. Se trata de un veneno, sumamente útil para pequeños animales. A fines de los 30 algunos científicos comienzan a utilizar un derivado fenotiazínico como antihistamínico y sedativo, la prometazina. Se trata entonces de un fármaco en el sentido que dimos anteriormente, en tanto posee utilidades medicinales y es a su vez un potente veneno, de acuerdo a una relación cuantitativa entre la dosis de sustancia, y el tamaño corporal del ser vivo que se expone a ella.

Sin embargo estos compuestos no resultaban efectivos en el tratamiento de los pacientes psiquiátricos. En la búsqueda de nuevos compuestos útiles se sintetiza en los años 50 la clorpromazina, cuyas propiedades neurolépticas, la diferenciarían de las propiedades hipnóticas y anestésicas de sus familiares anteriores. En 1952 Delay y Deniker comienzan a utilizarla en el tratamiento de las psicosis. A fines de la década de los 50 Janssen sintetiza el haloperidol, y en los años 60 Carlsson y Lindquist descubren su relación con la dopamina. Estos serían los comienzos de la psicofarmacología moderna: a partir del descubrimiento de la clorpromazina, y luego de su asociación con la dopamina como neurotransmisor (más específicamente con el bloqueo de los receptores dopaminérgicos D2), se desencadenan una oleada de investigaciones que llevan al desarrollo de la psicofarmacología como campo interdisciplinario, así como a toda una industria farmacéutica de producción en masa en torno a ella.


Cuando se comienza a utilizar la clorpromazina en pacientes se observan distintos efectos, algunos similares a los del Parkinson; efectos nocivos que se llegan a postular como prueba de su utilidad. Se postula en ese entonces que la manifestación de estos síntomas serian consecuencia de la efectividad del tratamiento. O sea, lo que vemos aquí nuevamente es la noción del fármaco como veneno y cura. ¿Cómo podría curar el neuroléptico si no causara algún tipo de efecto dañino, doloroso, del orden del envenenamiento? La cura es un envenenamiento leve, una especie de quimioterapia cerebral.

Ahora bien. ¿Puede darse el caso en el que la analogía introduzca en su pasaje de un registro a otro ciertos valores, haciendo que determinadas concepciones del orden de la significación se naturalicen y pasen a formar parte del orden de las cosas? En el ejemplo de las enfermedades mentales vemos claramente la cosificación de determinados valores sociales; desde sus inicios la psiquiatría naturalizó las desviaciones de conductas –hábitos alimenticios, sexuales, comportamientos inadecuados- así como creencias –supersticiones y fenómenos antes adjudicados al animismo-, categorizando las mismas bajo el rótulo de “enfermedades”. Este movimiento analógico que va desde la enfermedad física, a la concepción de enfermedad mental como causa de un trastorno del orden de lo orgánico, produce nuevos dispositivos asistenciales para las desviaciones sociales, que muchos autores han alineado en continuidad con las anteriores prácticas medievales, anteriores a Pinel y su “liberación de los locos”. Por ejemplo Foucault analiza el pasaje de una sociedad del castigo a una del disciplinamiento y como al fin y al cabo ambos son sistemas en los que se ejerce una violencia institucional contra las desviaciones y anormalidades; Zsasz hablará del mito de la enfermedad mental y como bajo esta metáfora se pretenden naturalizar problemas sociales; Cooper hablará de la cosificación de las personas y de los entornos esquizofrenizantes.

El concebir la locura como enfermedad tuvo como positivo la naturalización de una gran cantidad de problemas, permitiendo su análisis y la búsqueda de nuevas soluciones. Pero, por otro lado, tuvo una gran consecuencia negativa, la naturalización de problemas del orden ético y cultural, de valores en torno a las nociones de normalidad y anormalidad, al dar un estatuto ontológico real, sustancial y objetivo, a cuestiones íntimamente involucradas con el orden de lo simbólico y subjetivo. Podríamos decir que el movimiento analógico en este caso particular arrastra consigo algunos inconvenientes, al transformar una ley de la tradición en una ley de la naturaleza, más allá de las posibilidades que abre en torno a cuestiones relativas al cerebro como órgano.

Vimos entonces como determinadas creencias mitológicas tradicionales sirven de modelo o estructura en la génesis de la noción de “fármaco” como sustancia que cura y a la vez puede matar. Aquí juega un papel esencial la analogía, como mecanismo mental esencial en el tan relegado “contexto de descubrimiento”. Recordemos como Popper consideraba este contexto como irracional, concerniente a una especie de intuición creadora bergsoniana, siendo el contexto de justificación el único abordable desde el punto de vista lógico y epistemológico. En el caso de Peirce el terreno de descubrimiento se relaciona con la abducción aunque, al no asociarse en forma explícita a la noción de analogía, termina relegando el mismo a una suerte de adivinación intuitiva. Lo que Juan Samaja sostiene es que la novedad surge cuando introducimos la analogía como aquella operación inferencial que permite crear nuevos modelos cognitivos, en nuestro caso el del fármaco como sustancia y el de la locura como enfermedad mental. A través de nuestro análisis del traslado por medio de la analogía de ambos modelos, vimos cómo la ciencia no está completamente aislada de otros tipos de saberes, sino que existen préstamos y comunicación entre distintos “métodos de fijación de creencias”.

La división y discontinuidad entre distintos tipos de saberes ha sido un rasgo frecuente en la historia occidental. Los griegos por ejemplo distinguían entre el saber popular o doxa -que carecía de verdadero valor- y el saber legitimado y verdadero, la episteme. Los saberes artesanales o tekhné, sufrieron siempre una ambivalencia valorativa, en tanto eran por un lado considerados inferiores en relación a la actividad contemplativa (caso de Platón), pero a su vez necesarios para las actividades diarias, así como para el embellecimiento de la polis.

La ciencia moderna produce a nivel “ideológico” una nueva relación de discontinuidad entre el sentido común y el saber. Un ejemplo claro es el Sol, que deja de ser quien se mueve en el cielo alrededor de la tierra (hipótesis más plausible desde la experiencia del día a día), para ser la tierra quien se mueve alrededor de éste. Desde el punto de vista demarcatorio surge entonces la noción de una brecha irreconciliable entre el conocimiento cotidiano de la tradición y el de la ciencia. El primero, basado en la autoridad y en el respeto por la tradición, las costumbres y los mitos, sería el opuesto a la fundamentación crítica, el escepticismo metodológico, la formulación de hipótesis lógicas y su contrastabilidad por parte de la comunidad de científicos .

Esta brecha metodológica es una de las cuestiones que aborda Charles Peirce, buscando justamente abordar el modo en que se articulan los distintos tipos de saberes y el valor o función que tiene cada uno de ellos para la vida. Sin extendernos demasiado en la cuestión, diremos que Peirce, y luego Samaja siguiendo al mismo, formula cuatro tipo de métodos para la fijación de las creencias:

1- el de la tenacidad: propio de la “intuición bergsoniana” o del instinto[1],

2- el de la autoridad, relativo a la vida en comunidad, y que Peirce relaciona con el Estado, en tanto Samaja relaciona con la tradición. Aquí ya están implicadas las relaciones intersubjetivas, así como la ley como terceridad que pauta en las relaciones y conflictos interpersonales.

3- el de la metafísica, que Samaja relaciona al Estado, pues sus leyes, a diferencia de las de la tradición, provienen del examen reflexivo y del debate público[2].

4- el de la ciencia, que Samaja relaciona con la Sociedad Civil. En este método de fijación de creencias, éstas últimas serían objeto público de debate, e involucran una instancia externa a todo sujeto, trascendiendo el logocentrismo del método metafísico, y utilizando el control empírico como pilar metodológico y la realidad como algo independiente a los designios humanos.

Los cuatro métodos no serían compartimentos estancos o escalones independientes el uno del otro, sino que, en su epigénesis y desarrollo, el surgimiento de un nuevo método se apoya y estructura en la base del anterior, para de esa forma superarlo pero sin anularlo completamente, sino integrándolo de manera orgánica. En nuestro caso vimos como la noción de fármaco, se apoya y modeliza en torno a saberes anteriores de corte mitológico tradicional. Desde una concepción positivista de la ciencia, dichos saberes serían una superstición inútil y falsa, estableciéndose una brecha irreconciliable entre ciencia y religión. Pero, desde una perspectiva constructivista o dialéctica, dicho saber es apropiado por la ciencia y reconceptualizado, a través de nuevas metodologías y concepciones.

Peirce analiza la ciencia desde una perspectiva pragmática, que no concibe el conocimiento como algo abstracto y relativo a una verdad ahistórica, sino que busca situar la producción del mismo en su propia inmanencia, en su propio devenir histórico y social. En nuestro caso en particular vimos como determinadas nociones vinculadas a lo mítico y ritual, sirven como “materia prima” para una posterior elaboración conceptual científica de la noción de “fármaco”, que termina siendo fundamental en la historia de la medicina. La ciencia toma el modelo de las formas tradicionales; y si bien éstas siguen presentes en sus bases, lo hacen de una forma distinta, subordinada al método científico. Vemos la utilidad de la noción de fármaco, pero también veremos una gran cantidad de inconvenientes, principalmente en el terreno de la psicofarmacología.

El caso del traslado del modelo de enfermedad clásico a la concepción de la locura, sería algo así como un movimiento inverso; el modelo médico y científico se traslada al campo social, biologizándose problemas que exceden el campo de lo “natural”, dada la importancia de la cultura y los valores en la evaluación de las conductas, hábitos, afectos y pensamientos de los seres humanos. No decimos que dicha extrapolación no tenga utilidad alguna, sino que merece una revisión sistemática y puntual, dada la heterogeneidad de fenómenos que se agrupan en su campo, así como la multifactorialidad en la que se encuentra inmersa, y los problemas éticos a los que se enfrenta a la hora de justificar su relevancia social.


[1] Aunque quizás sería preferible decir, siguiendo a Freud, de la pulsión (trieb), en tanto el instinto (instinkt) sería una pauta fija sin mucho grado de plasticidad, y la pulsión sería ese monto de energía psíquica relativa al cuerpo y sus funciones, que puede modificarse por medio de la experiencia, tanto de forma cuantitativa (intensidad) como cualitativa (relación objetual).

[2] Por nuestra parte creemos que Samaja al nombrar estas características indiscrimina el estado de las polis griegas, con la noción de Estado en su concepción más amplia.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Saturn comes back around




Wear your grudge like a crown of negativity.
Calculate what we will or will not tolerate.
Desperate to control all and everything.
Unable to forgive your scarlet lettermen.

Clutch it like a cornerstone.
Otherwise it all comes down.
Justify denials and grip
em to the lonesome end.
Clutch it like a cornerstone.
Otherwise it all comes down.
Terrified of being wrong.
Ultimatum prison cell.

Saturn ascends,
choose one or ten.
Hang on or be
humbled again
humbled again
humbled again.

Clutch it like a cornerstone.
Otherwise it all comes down.
Justify denials and grip
it to the lonesome end.
Saturn ascends,
comes round again.
Saturn ascends,
the one, the ten.
Ignorant to
the damage done.

Wear your grudge like a crown of negativity.
Calculate what you will or will not tolerate.
Desperate to control all and everything.
Unable to forgive your scarlet lettermen.

Wear the grudge like a crown.
Desperate to control.
Unable to forgive.
And we're sinking deeper.

Defining
confining
sinking deeper.
Controlling
defining
and we're sinking deeper.

Saturn comes back around to show you everything
Let's you choose what you will not see and then
Drags you down like a stone or lifts you up again
Spits you out like a child, light and innocent.

Saturn comes back around.
Lifts you up like a child
or drags you down like a stone
to consume you till you
choose to...
let this go
Choose to...
let this go

Give away the stone.
Let the oceans take and transmutate
this cold and fated anchor.
Give away the stone.
Let the waters kiss and transmutate
these leaden grudges
into gold.

Let go.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Psicoterapia y antropología

Las raíces antropológicas


Es difícil plantearnos el origen de la utilización de procedimientos psicológicos en la atención de problemas relativos a la salud. Pues toda sociedad tiene, en mayor o menor medida formas en las elaborar y resolver sus propios conflictos, sea a través de rituales y mitos, medicinas o placebos, especialistas religiosos o formas comunitarias de participación, etc. Es a través de estos mecanismos que las distintas culturas permiten a sus integrantes conciliar los desfasajes que puedan haber entre sus necesidades pulsionales y lo que su sociedad les exige. Son un puente entre lo individual y lo colectivo.


Tomemos dos ejemplos: el del mito y el de la magia. Según Von Franz, alumna de Jung:


“…los cuentos de hadas y los mitos ofrecen representaciones de procesos instintivos en los que la psique presenta una validez general. A ese nivel inconsciente colectivo, encontramos representaciones de procesos de tratamientos típicos para enfermedades igualmente típicas” Von Franz, M-L. Símbolos de redención en los cuentos de hadas. Editorial Océano, Barcelona, 1990:11.


Bruno Bettelheim concibe los cuentos de hadas y los mitos como una herramienta cultural que permite dar expresión a ciertos conflictos, así como introducir en este una guía coherente y ordenada que no se encontraba anteriormente en las profundidades del inconsciente. El tema de fondo será el valor terapéutico del mito en tanto se concibe como una herramienta para la organización de la conciencia.


Joseph Campbell analiza el mito del héroe como modelo terapéutico para la elaboración de conflictos psíquicos. Divide en tres momentos su estructura narrativa. Un primer momento donde el héroe se retira del mundo hacía aquel lugar donde residen las dificultades (demonios, dragones, crucifixión); un segundo momento de iniciación y de triunfo transformador; un tercer momento donde el héroe retorna transfigurado restaurando el orden, o bien enseñándonos la lección aprendida. Se trata de un movimiento cíclico de renovación, análogo al que el antropólogo Mircea Eliade describe para los mitos cosmogónicos:


“Su función es revelar modelos, proporcionar así una significación al Mundo y a la existencia humana… Gracias al mito, el Mundo se deja aprehender en cuanto Cosmos perfectamente articulado, inteligible y significativo” Eliade, Mito y realidad. Editorial Labor, s.l, 1996:153.


Tanto para Eliade, como para Bettelheim o para Campbell, la esencia del mito está en el conferir de significación a la experiencia humana, organizando aquello que de otra forma se nos ofrecería en forma caótica, así como oficiar de puente entre el individuo y su mundo social. Los mitos dejan de ser una resolución irracional y neurótica de las sociedades primitivas y comienzan a ser vistos como una producción cultural de vital importancia para la constitución del sujeto social:


“Unen el inconsciente a los campos de acción práctica, no en forma irracional, a manera de una proyección neurótica, sino en tal forma que permita una comprensión madura, seria y práctica del mundo fáctico para que actúe como un control firme en los reinos del deseo y del temor infantiles” Campbell, J. El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito. FCE, México 2006:234.


Actúan entonces de puente entre los procesos más arcaicos y aquellos que consolidan una personalidad cultural adulta.


En el caso de la magia, es a través del antropólogo Levi-Strauss que comienza a problematizarse la cuestión de la eficacia simbólica y la importancia de atribuir un sentido a las distintas experiencias que atentan contra la estructura del grupo en cuestión. A diferencia de la ciencia, que busca el sentido de un problema en la realidad objetiva y sus cadenas causales, la magia opera articulando las experiencias al sistema estructural de la sociedad en cuestión. En casos de integridad física (enfermedades, dolores intensos), crisis del desarrollo humano (partos, puerperios), violaciones de normas o códigos, comportamientos extraños, o bien catástrofes naturales, el hechicero o “shamán” ofrece una interpretación que permite la absorción del acontecimiento en la estructura, que codifica y significa la realidad social en cuestión. De esa manera las prácticas “shamánicas” significan aquellos estados que de otro modo se ofrecerían confusos y desorganizados para la conciencia:


“…pensamiento patológico y pensamiento normal no se oponen, sino que se complementan. En presencia de un mundo que ávidamente quiere comprender, pero cuyos mecanismos no alcanza a dominar, el pensamiento normal exige a las cosas que le entreguen su sentido, y éstas rehúsan; el pensamiento llamado patológico, por el contrario, desborda de interpretaciones y resonancias afectivas, con las que está siempre dispuesto a sobrecargar una realidad que de otro modo resultaría deficitaria… La colaboración colectiva en la cura shamanística establece un arbitraje en estas dos situaciones complementarias… es preciso que, por una colaboración entre la tradición colectiva y la invención individual, se elabore y se modifique continuamente una estructura, es decir, un sistema de oposiciones y correlaciones que integra todos los elementos de una situación total donde hechicero, enfermo y público, representaciones y procedimientos, hallan cada uno su lugar.” Levi-Strauss, Antropología estructural. Ediciones Altaya, Barcelona 1997:207-208.


La “cura” tendría sus bases en la eficacia simbólica del esquema en cuestión, independientemente de su correspondencia con las causalidades objetivas o científicas (eficacia sobre lo real). Consistiría principalmente en volver inteligible una situación problema, haciéndola soportable al espíritu y por lo tanto tolerable, mediante un sistema coherente que vectorializa las diferentes experiencias que de otro modo se ofrecerían caóticas e insoportables.



Genealogía de la clínica


Vemos entonces como todas las sociedades humanas tienen determinados recursos que podríamos catalogar como terapéuticos, en tanto brindan a los individuos que las componen herramientas para poder manejar aquellos aspectos que se muestran disruptivos o conflictivos en el proceso de nacimiento, vida y muerte:


“Es un hecho que incluso la más ligera idea de bibliografía etnológica convence a cualquiera de que, de hecho, las fases fisiológicas de la vida humana y, ante todo, sus crisis, cual la concepción, el embarazo, la pubertad, el matrimonio y la muerte, forman núcleos de numerosas creencias y ritos” Malinowski, Magia, ciencia y religión. Planeta- Agostini, Barcelona 1985:33.


Es a través de estas creencias y de estos ritos, que la cultura ofrece soluciones a los problemas que puedan surgir, a las contradicciones que inevitablemente el ser humano enfrenta al establecer un estilo de vida. Podríamos ver entonces a la clínica y a los dispositivos generados por la psicología como una forma particular más de este tipo de creaciones culturales, de modo que nuestro planteo sería dar un breve recorrido por el contexto que la sostiene y la historia que la conforma.


Es una costumbre en occidente fijar a la antigua Grecia como referencia de origen a las distintas disciplinas que componen hoy día el bagaje de conocimiento que denominamos ciencia. Es a partir de los griegos que comienza el pensamiento que denominamos racional, en tanto no utiliza las figuras de los dioses, y procedimientos mágico-religiosos para comprender el mundo. El período en el que se inicia lo que nosotros denominamos pensamiento lógico- racional (en griego logos o “razón”) tiene un origen cuyos bordes son bastante difusos, aunque como fecha de partida podría tomarse el siglo VI a.c. En esta época el mundo oriental sufrió una gran cantidad de factores heterogéneos que sirvieron de base a cambios epistémicos que permitirán tomar cada vez más distancia de las respuestas mágico-religiosas de la época (el mithos). Es a través de los primeros filósofos que surge un modelo de psicología abstracto, desantropomorfizado y en la búsqueda reflexiva de un “conócete a ti mismo”. Según Bennett Simon tenemos tres modelos principales en el arte “terapéutico griego”, que se suceden cronológicamente:



1) Modelo poético: corresponde a la Grecia descripta por Homero en su épica. Las herramientas utilizadas son las de la poesía heroica, que ofrece modelos ejemplares de identificación, así como formas de concebir la psique y reflexionar los procesos anímicos. En la poesía homérica no vemos una diferenciación precisa entre alma y cuerpo, y las afecciones anímicas por lo general remiten a deidades que las personifican (antropomorfización de los procesos anímicos). No existe entonces una unidad “yo” como anclaje clave en el proceso de decisiones, sino que el sujeto es un “campo de fuerzas abierto”, donde lo divino se asenta. La misma locura es producto de los dioses (la até o locura divina). El proceso terapéutico permite a través de la poesía establecer procedimientos de conciliación entre las desviaciones individuales, y las costumbres colectivas. Con la tragedia griega comienza un progresivo acercamiento del mito al terreno filosófico.


2) Modelo filosófico: es con la figura de Platón que comienza la concepción de una psique impersonal y abstracta. Esta se compone de tres partes: la razón (el hombre), la parte animosa (el león), y la parte apetitiva (el monstruo). El hombre justo es aquel que a través de la razón (logos) es capaz de gobernar las dos partes inferiores (las emociones y los deseos sensibles). La esencia de la ética socrático-platónica está entonces en el dominio de sí (sophrosyne), que conlleva a virtudes como la sabiduría para la razón, el coraje para las emociones, y la temperancia para los apetitos. El filósofo actuaría como una especie de terapeuta, al permitir que la razón estructure y controle los procesos apetitivos y emocionales (una especie de insight). Dicha razón permitiría al sujeto conocerse como tal, no en relación a un conjunto de mitos y creencias, sino en torno a si mismo: el Yo como agente ético de dediciones adquiere entonces un estatuto primordial en los procesos de reflexión.


3) El modelo médico: los problemas de orden psicologico pasan a ser epifenómenos de movimientos mecánicos dados en la realidad material. Surge la medicina hipocrática, así como métodos en relación a los flujos corporales.


En nuestro caso particular nos interesa el segundo modelo, en tanto a partir de él surge un a terapéutica del sujeto como poseedor de una verdad personal, que yace en su interior, y a la que le es posible acceder en tanto sea capaz de gobernarse a sí mismo por medio de la razón. Surgen entonces escuelas post-socráticas como la de los cínicos o los estoicos, que promueven la vigilancia racional sobre el uso de los placeres y el conocimiento de sí, para ser un hombre ético en tanto lo erótico, lo dietético y lo económico son regulados por el uso de la razón y del temperamento. La filosofía es entonces una ética práctica de la vida cotidiana, que permite al hombre vivir de la forma más plena tanto consigo mismo como con la comunidad en la que vive. Se trata en suma, de una terapéutica en tanto análisis de sí, un “modo de subjetivación”, al decir de Michel Foucault.


Con el cristianismo este modo de subjetivación se transforma, de modo que lo importante no pasa a ser una economía práctica y relativa a un contexto (una ética de las costumbres) sino un código universal relativo a una ley dictada más allá de los agentes involucrados (moral):


“En la doctrina cristiana de la carne, la fuerza excesiva del placer encuentra su principio en la caída y la falta que señala desde entonces a la naturaleza humana. Para el pensamiento clásico griego, esta fuerza es por naturaleza virtualmente excesiva y la cuestión moral será la de saber cómo enfrentar esa fuerza, como dominarla y asegurar su conveniente economía” Foucault, M. Historia de la sexualidad. 2-EL uso de los placeres. Siglo XXI, Buenos Aires, 2003: 50.


Y, con la llegada de la modernidad y del pensamiento científico moderno, se nos presenta otro viraje: en el pasaje de una sociedad del suplicio y el ritual (monarquía, edad media) a una sociedad del disciplinamiento y el encauzamiento (capitalismo, modernidad). A medida que la sociedad se transforma en una organización del tipo mercantil, el peso comienza a recaer en todo un sistema de normalización de las desviaciones, en una lógica del beneficio y la utilidad:


“A estos métodos que permiten el control minucioso del cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y les imponen una relación de docilidad-utilidad, es a lo que se puede llamar las ‘disciplinas’” Foucault, Vigilar y castigar. Siglo XXI, Mexico 2001:141.


Y es allí que comienzan a aparecer un conjunto de saberes técnicos como el derecho, la psiquiatría y el psicoanálisis, asistiendo en el diagnóstico y el tratamiento de aquellas desviaciones, diseñando aparatos conceptuales que permitan disciplinar y encauzar los cuerpos descarriados. Sin embargo junto a estos aspectos normativizantes de la modernidad, tenemos a su vez la producción de aquellos “modos de subjetivación” que Foucault analizaba en los griegos, o sea, la posibilidad de brindar al individuo mecanismos para el conocimiento de sí. El psicoanálisis sería la disciplina por excelencia en tanto permite al sujeto dicha reflexividad.


Recordemos cómo Freud fue el primero en hacer hablar a las histéricas, en tanto Charcot tan sólo las asumía como objeto de investigación médica, sin importar su calidad de sujeto.


“Tenemos así una comedia dramática donde intervienen, básicamente, tres personajes: a. el psiquiatra militar Charcot, viejo varón patriarcal que observa, registra y busca regularidades y leyes; b. el nuevo padre razonable Freud, hombre delicado, que escucha, interpreta y educa; y, ciertamente, c. la mujer, voz inteligente y oprimida, acorralada entre el síntoma del cuerpo y la hipersexualidad del discurso. Que Freud posibilite que Dora haga sus asociaciones libres, soltando toda la provocativa sexualidad de su discurso, que él lo contenga con su oreja interpretativa, cálida y acogedora, indica un cambio de procedimientos en las técnicas de regulación social. Desde el varón patriarcal del viejo régimen (Charcot, digamos, cultura del ojo, de la vigilancia, de la disciplina), que suelta su chist cada vez que ella (mujer, sociedad civil) abre la boca para hablar, al Dr. Freud, que la recibe generoso, razonable, humano y educado, y –por qué no decirlo- amariconado en comparación con los viejos modelos erectos del varón autoritario y militar” Nuñez, S. Lo sublime y lo obsceno. Geopolítica de la subjetividad. Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2005:51


Tenemos entonces dos avatares, dos líneas genealógicas de tratar con los problemas psíquicos: una derivada del modelo médico hipocrático, donde el individuo es un objeto-cuerpo clínico, y un modelo filosófico-psicológico, dónde el individuo es un sujeto que puede gobernarse a sí mismo y transformar su padecer a través de la reflexión de sí.


Vemos entonces como la clínica responde a una genealogía histórica y a un contexto determinado. En primer lugar como herramienta cultural, remite a un trasfondo que antropológicamente podemos considerar universal: es una institución que permite a los distintos individuos adaptarse al orden social y a las exigencias culturales, y en este sentido tiene un carácter de institución sanitario-terapéutico universal. Por otro lado está su particularidad histórica: como hija de la modernidad asume su rol disciplinario, de control y de utilidad. Como hija de la cultura occidental, tiene su carácter reflexivo y revolucionario, en tanto promueve la reflexión subjetiva heredada de las modalidades griegas, íntimamente vinculadas con el gobierno de sí, propio de las instituciones democráticas, que buscan una autonomía relativa del sujeto en relación a las exigencias de lo instituído.



viernes, 13 de noviembre de 2009

Carmen de Bizet



Hace un par de semanas fui al Solís a ver Carmen de Bizet, interpretada por el Ballet Teresa Carreño, proveniente de Venezuela. Yo, entusiasmadísmo, me pasé todo el día rompiendo las bolas en el trabajo, tarareando y silbando las melodías de la obra, contándole a mis compañeros de trabajo de que se trataba. De todas maneras al entrar en internet a la página del Solís, me llevé unas cuantas sorpresas.

En primer lugar el argumento fue cambiado. La obra fue muy controversial en su estreno alla en Francia por 1875. Basada en una novela francesa de Prosper Merimée, la obra toma como escenario a la Sevilla de principios de siglo XIX. En la obra Carmen es una mujer transgresora, pero en el Ballet remodelaron esta cuestión, haciendo de ella la tipica heroína abnegada y eldulcorada que estamos acostumbrados a ver. Por ejemplo, en la escena de la trifulca de la fábrica de habanos, Carmen, en la obra original, apuñala a su contendora, como en la foto de arriba, donde se nota que Carmen es puro rock n´ roll; en el ballet es inculpada inocentemente, al sacarle el cuchillo a la mujer que realizaba dicho acto.

Al ser encarcelada, Carmen seduce a Don José, su carcelero, y consigue huir. Don José es en este caso un bailarín jovencito y con poco aire de tipo recio; no era el mejor bailarín y se nota que lo pusieron por ser el más carilindo. Uno de los que bailó mejor -desde mi lega opinión- era un negrito que hace de contrabandista y le dan una escena sacada de contexto para que se luzca. Claro, no era joven, ni pintún, ni blanco... ¿Cómo lo iban a poner de personaje principal? -léase con ironía-.

Don José es encarcelado y, cuando cumple su condena, parte a una taberna donde habían acordado junto con Carmen encontrarse. Allí, Carmen lo introduce al mundo del contrabando y la delincuencia. Pero Don josé es muy celoso, y más cuando entra un torero que, en el caso del bailarín venezolano, estaba muy bien dotado (punto a favor para la trama venezolana). Carmen, se va con el torero, y deja a Don José tirado. Porque no me vengan con la cuestión del falo simbólico, el chamulle, la labia y la cultura, cuando las escenas se desarrollan en mallitas apretadas y se despierta la imaginación visual.

El final de la obra termina en la plaza de toros, donde Don José apuñala a Carmen, la mata y llora la milonga. "Dejá de llorar, hacete cargo" le decía para mis adentros a este Don José que bien podría haberse llamado "Don Chayenne"; "Pobre Bizet, que justamente no fue reconocido en vida porque su obra resultó transgresora, violenta, erótica, trágica; se debe estar revolcando sobre su tumba".

Je suis désolé, Georges Bizet.

martes, 10 de noviembre de 2009

Coitus Interruptus



"Zeus se enamoró de una mortal

y no pudiendo pernoctar con ella
puesto que la belleza dijo nó
decidió transformarse en avechucho
desesperado por aplacar su pasión
aunque fuese bajo la forma de pájaro

ella que era aficionada a las aves
se enamoró locamente del cisne
y se le abrió de piernas al instante
sin sospechar siquiera la burla de que era objeto

la dureza del miembro sin embargo
la longitud y el diámetro del miembro
delataron a Júpiter tonante
en los estertores del acto sexual
y el ingenioso dios o lo que fuere
tuvo que eyacular en el vacío"

Nicamor Parra.


Link:

http://www.nicanorparra.uchile.cl/index.html

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Levi-Strauss (1908-2009)



"Reconozco que la idea de pasar a la nada no me agrada, pero tampoco me intranquiliza"

El primero de noviembre falleció Claude Levi-Strauss, a unas semanas de cumplir los 101 años. Gran antropólogo francés, fundador de la antropología estructural, sus estudios sobre parentesco, mitos, etnología, entre otros, fueron fuente de inspiración y conocimiento para mucho de nosotros. En lo personal le debo el haberme hecho interesar por la antropología en general, dado que fue a través de sus obras que mi entusiasmo por la antropología se consolidó.

En sus análisis estructurales, analizó la estructura misma del sentido, apelando a la noción de estructura como aquella que abarca tanto lo formal o sintáctico, como el contenido mismo. Esto lo llevó a decir en reiteradas ocasiones que la vida no tenía sentido, que el sentido es del orden de lo humano, y consecuencia de ello, se embarcó a su análisis, relacionando el problema del sentido con diversos temas, por ejemplo el de las enfermedades mentales:

"…pensamiento patológico y pensamiento normal no se oponen, sino que se complementan. En presencia de un mundo que ávidamente quiere comprender, pero cuyos mecanismos no alcanza a dominar, el pensamiento normal exige a las cosas que le entreguen su sentido, y éstas rehúsan; el pensamiento llamado patológico, por el contrario, desborda de interpretaciones y resonancias afectivas, con las que está siempre dispuesto a sobrecargar una realidad que de otro modo resultaría deficitaria…" (Levi-Strauss, Antropología estructural. Ediciones Altaya, Barcelona.1997:207-208)


Lacan puso énfasis en la importancia del Otro en la construcción del sentido; en este momento se hace más que evidente que, al fin y al cabo, toda la obra de Levi-Strauss nos dió, no sólo a un gran intelectual, sino a una gran compañía, a un gran amigo. Su voz vive en sus libros, y será escuchada una y otra vez, por cada uno de nosotros.

En fin, que descanses en paz amigo y maestro, y gracias por todo.



Links:

http://www.bbc.co.uk/mundo/cultura_sociedad/2009/11/091103_1640_muere_levi_strauss_jg.shtml

http://es.wikipedia.org/wiki/Claude_L%C3%A9vi-Strauss

http://www.jornada.unam.mx/2009/11/04/index.php?section=cultura&article=a05n1cul

http://www.lexpress.fr/diaporama/diapo-photo/culture/livre/claude-levi-strauss-en-images_826037.html?p=0

domingo, 1 de noviembre de 2009

Ghost in the Shell



"There are countless ingredients that make up the human body and mind like all the components that make up me as and individual with my own personality.

Sure I have a face and voice to distinguish myself from others, But my thoughts and memories are unique only to me and I carry a sense of my own destiny. Each of those things are just a small part of it.

I collect information to use in my own way. All of that plans to create a mixture that forms me and gives rights to my conscience.


I feel confine only free to expand myself with embondries"